Vendetta. (Mary) [+18]

Si escuchó el grito, el policía lo ignoró.
Maldita niña, nos acabaría metiendo en un lío. Aunque sólo de pensar en el verdadero castigo, tragaba saliva y me recreaba. Mi entrepierna seguía latiendo, joder.

Llegamos a casa y yo seguía en silencio, con mi sonrisa en la cara. En mi cabeza barajaba mis planes, EL plan. Miré el reloj, mientras estábamos en el ascensor miré el reloj. Ya eran casi las 3, pero daba igual, hasta el amanecer si hacía falta, aquella chica malcriada tenía que llevarse su merecido.

Abrí la puerta, y la dejé pasar. No tenía escapatoria.

*Durante todo el camino Axel estuvo callado y con esa perversa sonrisa en su rostro que empezaba a darme miedo, a saber que estaba pensando. Cuando entramos en el ascensor me lo quedé mirando intentando averiguar lo que tenía preparado para mi pero no se me ocurría nada. Cuando llegamos a su puerta me dejo pasar a mi primero y lo hice pero me giré rápidamente para no darle la espalda.*
-Bueno…es muy tarde, ¿Qué tal si nos vamos a la cama?
*Pregunté con una inocente sonrisa mientras caminaba hacia su dormitorio sin perderle de vista, la verdad es que me daba algo de miedo no saber lo que me quería hacer. Fingí un bostezo para ver si de esa forma colaba*

Cerré la puerta tras de mí y di comienzo a la cacería. Me quité la camiseta y fuí hacia ella, siguiéndola hacia mi habitación. La tumbé en la cama y la besé, con pasión y muy largamente. Después de eso, y con mi sonrisa todavía en la cara, le dije, ignorando sus palabras:

- A ver si de una vez por todas, te meto en cintura, jovencita. -dije, y la cogí en brazos, sin darle tiempo a reaccionar.

La levanté y la coloqué boca abajo en mi regazo, lo que la dejaba completamente a mi merced. Levanté su vestido por segunda vez ésa noche y comencé la primera parte de la función. Su trasero estaba todavía algo rojizo, por los cuatro duros azotes que le había propinado antes en el río.
Separé un poco las braguitas, dejando más expuestas las nalgas y acaricié con la palma de la mano las zonas más afectadas.

- Mmm... veamos... ¿tienes algo que decir en tu defensa? -la azoté, me encantaba.

*Cuando me tumbó en la cama abrí la boca para decir algo pero no me dio tiempo ya que me beso y no pude evitar corresponder a ese beso disfrutando de él olvidando por unos instantes del temor de la venganza. Cuando se separó y me dijo esas palabras sonreí de manera inocente y de pronto me vi colocaba boca abajo en su regazo. Tragué saliva mientras hacía una pequeña mueca de dolor al sentir como acariciaba mi trasero que todavía estaba algo dolorido por sus azotes y cuando me dio otro azoté volví a soltar un grito. Respiré hondo y contesté a su pregunta.*
-Que te lo tenías merecido y que tengo sueño…
*Dije hablando con voz aniñada mientras intentaba girarme*

Los azotes se precedían uno tras otro. Intentaba forcejear, pero tomé sus brazos, para que no intentara nada. Su culito era muy suave, con el tacto agradable. Ah, sólo recordar las dos veces que lo había penetrado me hacían explotar.

- Tú, tú eres la que te lo tienes merecido, golfilla. -la increpé, y bajé un poco sus braguitas, no del todo, para darle otro azote más- Haré ésto hasta que me digas quién manda. Así que...

*De mis labios escapaba un grito por cada azote que me daba y o seguía intentando soltarme hasta que tomo mis brazos inmovilizándome. Respiré hondo cuando dejó de golpearme y hablé en un susurro.*
-¿Soy una golfa por hacer que el poli te hiciese andar en línea recta? Vaya, eso es nuevo.
*Nada mas acabar la frase solté otro grito al sentir otro azote, no gritaba muy fuerte ya que no quería despertar a ningún vecino. Sonreí al escucharle.*
-¿Pero aquí manda alguien? En ese caso sería yo.

- No, pequeña, te equivocas. Y sí, eres una golfilla... por no decir otras cosas. -me acerqué a besar una de sus nalgas para directamente después soltar la mano abierta sobre ella, con fuerza.

En el sexo, alguna que otra vez, el dolor moderado no era malo. El cuerpo tendía a traducirlo en placer, sobre todo cuándo había excitación. Estaba seguro de que mi erección estaba cercana a atravesar el tejido del vaquero. El límite ya no era la ropa, era el vientre de Mary, hasta ahí debía notarse.
Terminé de bajar sus braguitas y los azotes seguían cayendo sin remedio.

Estaba tan caliente, que mi mismo cuerpo no me dejaba llegar a un orgasmo instantáneo, sólo para prolongar el placer.

*Cerré los ojos sintiendo un escalofrío cuando beso mi nalga y solté de nuevo otro grito cuando azotó de nuevo mi trasero. Mis gritos eran una mezcla entre dolor y placer. Ahora claro que había placer, ya veríamos mañana cuando lo tuviese morado y no me pudiese sentar, Axel me lo iba a pagar y muy caro. Podía sentir el bulto en mi tripa creciendo por instantes si es que eso podía decir. Finalmente decidí decir lo que él quería oír.*
-¡Tu mandas, tu mandas!
*Grité mientras sentía como me daba otro azote. Quería girar la cara para mirarle pero no podía por lo que me quedé quieta, era lo mejor que podía hacer*

Con su trasero en carne viva, ardiendo ligeramente, la coloqué sobre la cama a cuatro patas. Levanté mucho su pelvis y me acerqué a su coñito por detrás, que estaba mojado. No sabía si de antes, y me había mentido con lo del calentón, o si la había calentado de nuevo con los azotes.
Pasé la lengua por todo, su clítoris, sus labios vaginales, su vagina.

Hecho ésto, me levanté y fuí a uno de mis cajones, lo abrí, no sin antes quitarme los zapatos y los calcetines, con la lluvia se habían mojado un poco, quedé descalzo.
Saqué dos cuerdas, y me volví hacia ella, con una sonrisa. Si la castigaba, que fuera de verdad.

*Suspiré aliviada cuando me dejó a cuatro patas sobre la cama y mi cuerpo se relajó sintiendo el cosquilleo y el dolor en mis nalgas. Gemí cuando me lamió y mis manos se cerraron en puños agarrando las sábanas. Cuando Se levantó lo seguí con la mirada observando el tatuaje de la columna vertebral de su espalda, ese tatuaje que tanto me gustaba. Cuando se giró con las dos curdas en la mano le miré con las cejas levantadas mientras me mordía el labio inferior.*
-¿Qué piensas hacer con eso? Si lo que quieres es escapar por la ventana ya te digo yo que aunque las ates no llegarás al suelo.
*Dije de forma burlona sonriendo.*

Reí quedamente y dejé una de las cuerdas sobre la mesilla de noche. Con la otra, cogí sus muñecas para atarlas entre sí. La sujeté en brazos otra vez para sentarla en la cama. Atada de las manos era sólo para mí, para hacer lo que quisiera con ella. Mi "esclava" sexual.

- Venga, de rodillas, ya sabes lo que tienes que hacer... -le dije, mientras la miraba con expresión superior- Ni tu quieres que me vaya ni yo quiero irme...

Desabroché el pantalón y bajé mis boxers. Mi miembro apuntaba hacia ella, que permanecía sentada, algo despeinada. Quería tirármela, quería que suplicara mi pene entre sus piernas, pero lo llevaría hasta el mismísimo límite.

*Observé como dejaba una cuerda sobre la mesilla de noche y con la otra ataba mis manos. Intenté liberarme sin resultado alguno y miré a Axel con una pequeña sonrisa dibujada en mi rostro mientras seguía intentando liberarme. Cuando me colocó sentada la miré con una ceja levantada y al escucharle obedecía colocándome de rodillas como él me había indicado y cuando desabrochó me relamí los labios al ver su miembro frente a mi. Como siempre mi lengua dibujo circulitos en su punta durante unos instantes para después empezar a meterme todo su miembro en mi boca empezando a mover mi cabeza*

Sujeté la cabeza con las dos manos, era yo quien quería llevar el movimiento. Sacaba el miembro por completo y lo metía hasta el fondo repetidas veces. Llegaba a la garganta, para volver a sacarlo hasta sus dulces labios. Unos labios que sabían hacer su trabajo.

- Así, así...ah... -la agarré del pelo y empecé a meterla en su boca más rápidamente- Qué... ¿te duele el culito, nena? Oh...

Recogí su pelo con las manos, para poder ver su carita. Mi miembro estaba impregnado en su saliva, goteaba, al igual que su boca. Era una imagen que valía más que mil palabras. Tal vez también tomaría fotos.

*Dejé que fuese él el que marcase el ritmo. Mi cabeza se movía arriba y abajo una y otra vez sintiendo como su miembro entraba y salía de mi boca una y otra vez. Me agarro del pelo y empezó a meter su miembro en mi boca mas rápido. Mi lengua jugaba con él dibujando circulitos alrededor de su pene mientras seguía luchando intentando soltar mis manos, seguro que me quedarían marcas en las muñecas durante un tiempo. Cuando me pregunto si me dolía el cuelo asentí con la cabeza, si que me dolía. Cuando recogio mi pelo levante la vista para poder mirarle sin dejar de mover mi cabeza*

Eramos pareja, sí.
Eso es lo mejor de todo. Mary era genial en la cama, y era sólo para mí. Pensaba disfrutar de ello siempre que pudiera, y siempre que me lo permitiera, claro. No era la clase de tío que obligaba a hacer ciertas cosas a su novia, si ésta no quería.

Seguí penetrando su boca sin descanso, era una sensación magnífica, que me hacía estremecer. Sus ojos mirándome me calentaban todavía más. La introduje hasta el fondo y la dejé ahí un rato antes de sacarla de golpe y apartarme de ella.

- Bien, ahora ponte a gatas en la cama y muéstrame ése culito tan fantástico. -ordené. Sí, ya eran ordenes- No necesitas las manos, sólo túmbate y levanta la cadera.

*Axel siguió metiendo y sacando su miembro de mi boca sin descanso mientras sujetaba mi cabeza con sus dos manos. Mi respiración era agitada y cuando dejo su pene dentro de mi boca durante un rato aproveche para respirar hondo varias veces intentando coger algo de aire. Cuando sacó su miembro de mi boca lo mire mientras me relamía los labios con una sonrisa*
-Solo por curiosidad… ¿Qué pasa si no lo hago?
*Pregunté mirándole fijamente con una burlona sonrisa*

- Pues que te obligaré a hacerlo, niña.

Sonreí, no quería que la obligara, por que entonces sería peor para ella y mejor para mí. Apagué la luz y dejé sólo la lamparita sobre la mesilla encendida, para dejar un ambiente más íntimo. Era curioso cómo el sexo cambiaba a las personas. Ahora sólo veía a Mary cómo una chica inocente a la que necesitaba... oh, silencio.

- Vamos, obedece.

*Puse pucheros al escucharle y obedecí tumbándome en la cama con los brazos estirados hacia delante con las manos atadas y mi cabeza girada hacia un lado para poder respirar. Doblé las rodillas poniendo el trasero en pompa y mi mirada se encontró con la de Axel y le dediqué una aniñada sonrisa.*
-¿Así esta bien?

- Perfecto, buena chica.

Me arrodillé a los pies de la cama y empecé a lamerle su rojiza entrepierna. Su vagina estaba rosada y múy húmeda, lista para ser penetrada, pero no iba a darle ese placer todavía. Masajeé con las manos su clítoris y también su agujero, empezando a prepararlos a los dos para lo que venía. Metí dos dedos en su vagina mientras jugaba ahí con mi lengua.
Mi otra mano jugueteaba en su agujerito, estímulandolo.

*Sentí como empezaba a lamer mi entrepierna y solté un pequeño jadeo y mordí con fuerza mi labio inferior reprimiendo un gemido que salió de todas formas cuando metió dos de sus dedos en mi vagina mientras acariciaba mi clítoris. Giré de nuevo mi cabeza ocultando mi rostro en la almohada reprimiendo los gemidos que no quería que Axel escuchase ya que sabía que era lo que él quería al igual que mi cuerpo quería que le penetrase pero no quería pedírselo pues también era lo que Axel quería.*

Sonreí, sus gemidos eran tan... mmm.
Abrí sus labios vaginales con las dos manos y jugué ahí con mi lengua, volviéndo a meter los dedos que había sacado. Saqué mi boca y escupí en su trasero, para empezar también a meter un dedo en su culito, para empezar a dilatarlo.
El primer dedo no me costó, el segundo ya fue un poquito más complicado, pero ya estaba dentro. Ahora, tenía dos dedos en cada agujerito. Lubriqué su culo un poco más y seguí masturbándola por ambos lados.

*Gemí al sentir como su lengua jugaba con mis labios vaginales pero apreté la cabeza contra la almohada para que ese gemido no se escuchase. Cuando metió un dedo en mi trasero solté un pequeño jadeo pero cuando metió el segundo me dolió un poco y apreté la almohada con mis manos con fuerza mientras un pequeño grito escapaba de mis labios . Cuando el dolor paso y sentí como masturbaba mis dos agujeros giré mi cabeza de nuevo para que él escuchase un gemido con su nombre*
-Axel..ahhhh

- ¿Qué, cómo lo llevas...? -pregunté, travieso.

Abrí el culito con las dos manos y me concentré en el depositando otra palmada en las nalgas de nuevo, para que sintiera esa deliciosa mezcla de dolor y placer.
Me separé de ella y dí la vuelta a la cama para mírarla a los ojos, su cara estaba desencajada en un gesto de lujuria, de deseo, desesperación. Sonreí y le puse en cuclillas, para estar a su altura. En esa postura era sumisa completamente.

- ¿No dices nada?

*Mordí la almohada cuando volvió a azotarme en el trasero haciéndome sentir de nuevo esa sensación entre el dolor y el placer. Cuando sentí como se separaba de mi separé mi rostro de la almohada y lo miré al verlo delante de mi con lujuria, deseo, ansia, urgencia…cuando me preguntó simplemente negué con la cabeza de manera lenta un par de veces y apreté los labios sonriendo de forma burlona sin dejar de mirarle fijamente y de mover mis manos intentando liberarme*

- Sssh... -puse mi mano sobre las suyas- No lo intentes, porque de momento seguirás presa, nena.

Me volví a levantar, rodeándola de nuevo, observé su culito unos segundos y le dí la vuelta sobre la cama, dejándola con las piernas abiertas ante mí. Su entrepierna despedía calor, era algo maravilloso. Me acerqué a ella y le pasé la lengua varias veces, sintiendo su sabor. Desde abajo la miré, y alcé la mirada hasta colocarme de rodillas sobre la cama, ante el cuerpo de Mary.

- Y bien, no crees que va siendo hora de que... ¿te folle? -sonreí.