Todo normal. (Libre)

Poco trabajo. No me gustaba eso, era una persona activa, hiperactiva, mejor dicho. Y estar parado me ponía nervioso. De todos modos, decidí tomármelo con calma y me senté en el ordenador de la oficina a cuadrar los ingresos del día anterior.

Una vez hecho eso, decidí salir a las mesas, a limpiarlas un poco mientras mis otros dos compañeros estaban en el almacén y en su hora de descanso respectivamente. En mi posición de encargado, no me puse el uniforme. Llevaba un vaquero algo viejo y una camiseta gris dónde figuraban las palabras "Eat Me" en blanco.

En el café sólo había una pareja y un hombre mayor leyendo el periódico. Suspiré y seguí pasando el trapo por la barra.
Todo normal.

Dios, dios, dios... Me iba a "hacer pipi" como no encontrase un bar pronto. Me había recorrido toda la calle corriendo con las manos cogidas a los bajos de la tela,presionando contra mis morenas piernas. Por fin encontré un café y entré corriendo acercándome a Axel pensando que sería uno más de aquel lugar...no pude evitar fijarme en su perfecto rostro, incluso creo que me puse roja.

-Per...perdona ¿¡Dónde está el baño!?...- Casi le exigí colocándome de puntillas a las vez que juntaba las rodillas mordiendome el labio inferior con fuerza. Como no me lo dijese rápido acabaría haciendolo en una maceta, no aguantaba-.

Alguien abrió la puerta algo aceleradamente, provocándome un pequeño sobresalto, igual que a los presentes en el bar. Una chica morena, bastante guapa, entró en el bar, parecía necesitar ir al baño. Algo violento sí que era.

- Eh... -señalé la dirección al baño, aún con el trapo en la mano- Por ahí, por ahí. -no me salió nada más. No era nada raro, pero no llevaba tanto tiempo trabajando ahí cómo para esperarme semejante acontecimiento.

Continué lavando la barra sonriendo al darme cuenta de que la chica había enrojecido. Yo hubiera hecho lo mismo, no era la mejor forma de conocer a alguien, no.

- Me gusta este pueblo, no te aburres nunca. -dije, para mí mismo, riendo ligeramente.

-Gracias....- Dije corriendo hacia el baño, metiéndome en el de chicos sin percatarme. Me metí en uno de los baños , abriendo la tapa del wc, alzándome el vestido y bajandome la ropa interior , sentándome ala vez que dejaba ir un suspiro de alivio-.

Poco después de entrar yo, entró un hombre el cual le dió por mirar bajo mi puerta observando los zapatos de tacón grueso y mi ropa interior entre ellos. El hombre se quedó algo extrañado y slaió a la barra para comunicarle a Axel que me había equivocado de baño.

-Ains..ains...- Suspirándo y levantándome, colocándome todo bien a la vez que abría la puerta del baño dándome cuenta ahora de que me había equivocado...Diós. Es lo único que pensé-.

El anciano del periódico me dijo que había una chica en el baño. Reí y le dije que se tranquilizara, que podía irse, que todo iba bien.
Fui hacia el baño y entré cautelosamente, viéndola algo acalorada por haberse equivocado.

- Dime que te has equivocado de verdad. -sonreí, apoyado en el marco de la puerta- Porque sería una pena que las apariencias engañaran con alguien como tú.

La miré, estaba despeinada, demasiado aceleradamente se había levantado del baño. Los mechones de pelo dejaban ver unos ojos color café.

- Axel. -le tendí la mano- ¿Alguna sorpresa más?

Me sobresalté al escuchar la voz de Axel, además de escucharlo. Giré el rostro para mirarle y chillarle que no tenía porque espiarme pero no pude hacer, eran tan lindo y además su voz era tan sensual que hacía que me derrumbase.

-¿Eh?...-Saliendo de mis pensamientos, agitando la cabeza para luego mirarme en el espejo, estaba realmente despeinada pero no había nada que no pudiese arreglar asique me acerqué al lavabo, abriendo el bolso y sacando un peine comenzando a arreglarme mientras le escuchaba- Sí, me he equivocado...-Alzando el tacón un instante dandome con este en mi propia pierna-.

Solté el cepillo , extendiendo la mano para estrechar la de él suavemente notando lo cálidas que estaban aunque eran algo asperas supongo que del trabajo...- ¿Sorpresa?...Sorpresa la que tengo debajo del vestido..- Bromeé volviendo a arreglarme, cogiendo el peine.

La primera en la frente. Esa chica no iba con tonterías. Bueno, quise comportarme cómo un tipo difícil al menos un poco más de tiempo. Más divertido así, ¿no?

- Por tentadores que sean los bajos de tu vestido ahora estoy trabajando. -miré la puerta- Y estás en el baño de los chicos...

Sabía bastante bien que si el supervisor pasaba por la tienda y me encontraba charlando con una clienta en el baño de los hombres me crujiría a base de bien. Suerte que ya vino el día anterior y nunca se había presentado días consecutivos. Llevaba menos de un mes en el trabajo y no quería perderlo.

- Te espero en la barra si quieres algo, chica de las sorpresas. -la puerta se cerró tras de mí- Nunca te aburres. -me dije, y volví a la barra.

No le dije nada más, sencillamente seguí peinando y hasta que no estuve del todo arreglada no salí del baño,percatándome de nuevo que estaba en el baño de los chicos aunque por suerte el bar no estaba abarrotado asique la verguenza que pasé solo fue ínfima.

Suspiré colgándome el bolso del hombro izquierdo caminándo hacia la barra mientras en mi mente pasaban una y otra vez imágenes de Axel mezcladas con pensamientos de lo más lascivos. Me senté en la barra cruzándome de piernas dejando que mi rodilla chocase contra la madera. Le miré notando como mis sentidos volvían a aturdirse.

-Un té rojo, por favor...-Le pedí apoyando ligeramente la mano en el borde de la barra, esperándo que me trajese lo que había pedido notando la tela del vestido rozar mis morenas piernas.

No te aburres mientras trabajes. En el trabajo parecía haber una huelga. Cuándo vi llegar a la chica morena salí de la pequeña oficina.
Pidió un té rojo, que hice con dedicación. Había poco trabajo, así me entretenía con ello. Una vez listo se lo serví con un posavasos.

- Disfrútalo. -la chica no me miraba mucho, pero me dí cuenta que cuando lo hacía eran miradas extrañas, cómo si pensara algo fuera de lo normal- Por cierto, y si no es mucho preguntar: ¿Qué hace alguien tal chic como tú -pronuncié la palabra "chic" con cierta burla- en un bar así?

-Gracias...-Murmuré cogiendo el té y acercándolo a mis rojizos labios apra dar un suave trago notando que quemaba ligeramente, pero no me importaba asique volví a dar otro trago esta vez no tan suave. Dejé el vaso sobre el posavasos mirándole directamente a los ojos...- Pues vine para ayudar a los pobres....- Dije con ironía al ver como acentuaba la palabra "chic"-.

Volvía coger el vaso dando otro sorbo paladeando el líquido en el interior de mi boca, degustándolo. Sin duda le había dedicado tiempo y ganas y eso se notaba en cada una de las gotas de aquel delicioso té rojo.

- Entenderé que me has llamado pobre. -me apoyé en la barra- Pero viniéndo de una chica que va al baño de los chicos tampoco es gran cosa.

A ironía no iba a ganarme aquella jovencita snob. Probablemente era la típica niña pija, que tenía a sus amigas pijas, y andaba por ahí con ellas, haciendo la pija. Igualmente, eso no quitaba que estuviera buena y fuera terriblemente sexy.
La pareja dejó el platito con la cuenta en la barra y se despidió. Dejé el dinero en la caja y bebí un trago de la botella de agua que tenía ahí para mí, no nos dejaban nada gratis más que el agua. Parecía una multinacional.

- No he oído tu nombre... -dije, cerrando la botella de agua.

-Me equivoqué de baño con las prisas...- Le aclaré gruñiendo ligeramente, algo molesta por el hecho de que me recordase el accidente en el baño.El enfado desapareció a los segundos,nada más volver a mirarle...suspiré para mi misma mirándole, no podía quitarle ojo de encima y pensé que al final se daría cuenta pero es que era tan "cuco"-.

Dejé ahora el bolso en la barra junto al té el cual ahora estaba templado además de que sólo quedaba la mitad del contenido, yo quería que durase más por tal de hablar con él aunque seguramente le perdiría dos o tres más, acabaría aborreciendo el té rojo.

-Danielle Evans....- Dije con orgullo alzando el brazo para tenderle la mano aunque con tan mala suerte que hice que el vaso se derramase sobre mi misma, a la altura del estómago para terminar por caer el vaso de cristal en el suelo,haciéndose añicos.

- Te creeré. -dije con un falso gesto de sospecha.

Cuando alzó la mano para dármela, volcó el vaso del té rojo y se lo derramó por encima. Supuse que se había quemado un tanto. El vaso estalló en pedacitos contra el suelo, uno de los camareros sacó la cabeza por el almacén, y siguió haciendo lo que hacía; inventario, al indicarle yo con un gesto que todo iba bien.

- Oh, deja que te ayude. -volteé la barra, dándole varias servilletas para que se secara- Venga, éste corre por mi cuenta, pero no te acostumbres. -le dije, mientras iba a buscar la escoba y la fregona- Si quieres, puedo decirte después dónde está el baño de las chicas...por si acaso.

Sonreí y entré en el pequeño cuartito de la limpieza a sacar las cosas. Llevaba poco más de un mes en el pueblo y aquella chica era la única que se había "atrevido" a hablar conmigo. Yo, tan conversacional cómo era.

-¿Y tú te llamas?...- pregunté antes de volcar el vaso.

El contenido se derramó sobre mi misma , y del susto me levanté de golpe de la sillacogiendo la tela de los estremos agitándola intentando no quemarme aunque ya era demasiado, el tacto del líquido caliente ya había rozado mi piel , eso sin mencionar la mancha roja que tenía y menos mal que había sido por delante llega a ser por detras y hubiera aprecido que me hubiera bajado la regla. "Que verguenza" pensé.

-No...no importa...- Murmuré al ver como intentaba secar el líquido...- Como si quisiese tirarme todos los días un vaso de té, con lo que costará de quitar esta mancha...- Murmuré frunciendo el ceño, algo molesta por la situación.

- Relájate, chica. -dije, y empecé a recoger los pedazos de cristal del suelo con la escoba y la pala. Acto seguido, limpié el estropicio con la fregona.

Danielle estaba visiblemente avergonzada, y me ahorré algun que otro comentario, para evitar que se sintiera todavía más incómoda. Además, no me gustaba ver en esos apuros a una chica cómo ella. Tenía algo especial. Algo que quería descubrir.

- Te lo dije antes en el baño... Axel, ¿recuerdas? -aunque si ya de entrada no recordaba mi nombre, pocas posibilidades tendría de descubrir nada.

-Uh...- Fruncí el ceño olvidándome de la mancha del vestido dandome cuenta de que me había olvidado de su nombre. ¿Me estaba volviendo tonta? ¿Cómo podía olvidar algo así? Si pocas veces se me olvidaban las cosas a menos que fuese demaiado agobiada y en el fondo, una mancha no me agobia aunque lo aparente...- Perdona.- Dije más avergonzada aún.

Solté la tela del vestido sin mirar la mcnha, por primera vez, centrándome ahora en él a la vez que me volvía a sentar en la silla sin cruzarme de piernas pero mirando el frente, mirando de soslayo el bolso que reposaba junto a mi. Pasé una mano por el rostro bufando, no era proipio de mi pero ese chico me ponía nerviosa, demasiado nerviosa.

Sonreí moviendo la cabeza en un gesto de negación mientras me daba la vuelta para preparar otro té. Sería posible, no había entrado ningún otro cliente. El café estaba casi desierto. A éste no le dediqué menos tiempo que al otro.

Le coloqué dos hielos y lo dejé sobre la barra, mirándola sin dejar de esbozar mi sonrisa.

- No te disculpes. Supongo que no tengo un nombre sencillo de recordar. -reí y empecé a pasar un trapo por la barra.

Entonces recordé lo que había oído la otra mañana en el supermercado. No se qué de una fiesta, y todo el mundo invitado y no sé que más. No era de relacionarme con adolescentes hiper-hormonados, pero sería una ocasión para conocer gente. Y, por precipitado que fuera, Danielle estaba ahí en aquel momento... y sería mi pareja.

- ¿Has oído lo de la fiesta que va a celebrarse? -pregunté.

Volví a coger el té ahora con más cuidado llevándomelo a los labios y dando pequeños sorbos mirando el contenido, apartando la mirada de él pues me etsaba quedando tonta de tanto mirarle, capaz de pensar que era retrasada.

-¿Fiesta?...- Arqueando una ceja y dejando el vaso de forma algo brusca, mirándole...- ¿Cómo qué fiesta?...- Claramente desconcertada pues la primero que lo tenía que saber era ella, no había recibido ninguna invitación o eso creía y era una Lacaya o sea que era D I V I N A en pocas palabras y su preséncia debía ser esencial, además ¿Quién no quería invitarla?-.

- Sí, de una chica, creo. -me dí cuenta de que yo tampoco sabía mucho de la presunta fiesta- De lo que estoy seguro es de que hay una fiesta, y todo el pueblo está invitado.

Reparé en el hecho de que no había dejado de echarme miradas. Sonreí ante eso y bebí otro sorbo de agua. Bueno, al menos ya sabía que le había entrado por el ojo derecho, lo cuál siempre es un buen comienzo. Danielle no estaba mal físicamente, al contrario, además, tenía pinta de ser una de las que llaman "Populares".

- Puedo llevarte, si quieres... -cerré la botella y la devolví a la nevera- ...en cuánto me entere de cuándo y dónde es.

-¿Cómo que llevarme?...- Pensando a qué se referia ¿A llevarme y dejarme allí como hacen los padres? ¿A venir conmigo? ¿A llevarme con su novia?. Negué centrándome en mi bebida algo que se me hacía practicamente imposible, para que negarlo.

Las rodillas me teblaban ligeramente y podía sentir la tela fría a la altura de mi pecho rozar mi fina y suave piel, sin duda ese no era mi día puesto no estaba demasiado lúcida.

- Llevarte, no sé. Venir conmigo... tomátelo como una cita, si quieres. -sonreí. Bueno, ya lo había dicho, pensé que iba a costarme más.

No sé. No era sólo su físico, había algo que me llamaba la atención de Danielle. Me coloqué la camiseta, que se había arrugado. Parecía estar avergonzada por algo, obviando el hecho de que se había derramado un té por encima.

- Pero vamos, que no te obligo, no malpienses. -reí, tal vez había sido una locura.

-Bien- Dije muy seria levantándome, cogiendo el bolso mientras le miraba.- Una cita – Parecía un robot, estaba seria además de rígida-.

¡Tenía una cita! Y con el chico más guapo que había conocido en todo Port, no pude evitar sonreír para mis adentros aunque por otro lado debía comprobar algo. Dejé el bolso de nuevo sobre la barra, rodeando esta para acercarme a Axel, colocándome de puntillas para darle un suave y lento beso en los labios, saboreándolos. Así, sin pensarlo, era lo mejor.

Me aparté lentamente, sonriendo a modo de aprobación, girando sobre los finos tacones de aguja para caminar lentamente por detrás de la barra , incitándole a más.

"Uh. No lo digas tan ilusionada, que tal vez explotas de emoción", pensé. La verdad es que podían ser populares y demás, pero algunas cosas no me cuadraban con ellas.
Suerte que pronto ese pensamiento se refutó.

Se acercó, por algun motivo. Motivo que no tardaría en descubrir, ya que nada más cruzar la barra, me plantó un beso en los labios. Sabían a té, y eran muy muy tiernos. Sin darme tiempo a preguntarme que estaba pasando, comenzó a caminar, volviendo tras la barra, contoneando ese maravilloso cuerpo.

- Espera... -dije, al fin, saliendo de mi absorción. Apunté mi móvil en la parte blanca del posavasos, y fuí hacia ella, tomándola suavemente por un brazo- ...éste es mi teléfono... -sonreí. Estaba reprimiendo el deseo de besarla yo mismo. No sé porqué- ...es para que... -estaba un poco sorprendido- ... para que me llames y concertemos una hora... ¿te parece?

Sentí como me cogío suavemente del brazo y por inercia me giré caminando hacia él , haciéndolo retroceder en cada uno de los firmes pasos que daba hasta que lo acorralé en una esquina de la barra presionando mi cuerpo con el de él, apartándo un mechón de la cara mientras le miraba y a su vez le escuchaba pacientemente.

-Me parece bien...- Murmuré de forma sugerente cogiéndo el posavasos que me daba, mirándo el número de teléfono sin apartarme de él. Sonriendo suavemente una vez que lo memoricé..- ¿Alguna cosa más, Axel?- Mordíendome el labio.

Glup.
No sé que pasaba, pero al parecer había dejado entrar al mismisimo pecado capital de la lujuria en mi cafetería.
Estaba tan cerca de mí que podía sentir su piel a través de la fina tela del vestido. Jugaba con los gestos, incitándome y llevándome hasta su..."trampa"? No sabía cómo llamarlo. Lo que si sabía es que Danielle conocía la manera de tratar a un tipo cómo yo.

- Ehm... -no te muestres nervioso, Ax, aunque lo estés, no te muestres nervioso- No, no... Sólo que tienes un sabor especial, nada más, espero poder volver a probarlo, francamente. -sonreí y logré recuperar la calma. Tenía unas ganas terribles de volver a besarla, pero no quería que pensara que era un tío tan fácil. Fue un momento de flaqueza, sí, eso era, la próxima vez atacaría yo.