Entrando a trabajar [Axel] +18

*Llegué al café caminando. Después de haber salido de casa de Axel había ido a la mía a ducharme y cambiarme de ropa. Hoy llevaba un vestido que me llegaba por encima de las rodillas de color blanco con unos dibujitos negros estampados en la tela.Llevaba unos tacones del mismo color que el vestido y unos pendientes largos a conjunto con un collar negro. Entré en la cafetería que estaba medio vacía y despedí a las chicas que se iban cuando yo entraba, durante dos horas me quedaba yo sola pero a esta hora no solía pasarse mucha gente ya que en este pueblo eran todos de comer en sus casas. Pase por al lado de Axel sin decirle nada ya que estaba algo enfadada por lo de las fotos y entre en el vestuario*

No podía ser tan aburrido. Bostecé, arrastrando el sueño de la noche anterior. Decidí que algo tenía que hacerme para desayunar, y me fuí hacia el horno que teníamos a prepararme un sandwich. En ésto, oí la puerta de la calle y me volví para ver entrar a Mary.

¿Tanto le había molestado lo de las fotos? Vamos, era mi "trabajo", no pensaba difundirlas en internet ni nada parecido. Suspiré cuándo la ví pasar por mi lado y dejé el pan de molde para ir tras ella. Me coloqué en la puerta del vestuario, sin entrar.

- Mary... Mary, ¿a qué viene esa cara? -esperé que no fuera un enfado serio, tampoco era mi intención molestarla.

*Giré mi cuerpo al escuchar la voz de Axel y solté un suspiro al escucharle.*
-Te dije que no me hicieses fotos, eres una mala persona Axel que lo sepas, ya no te vuelvo a hablar.
*Le saqué la lengua como una niña pequeña y le di la espalda acercándome a mi taquilla abriéndola en busca de algo sin saber muy bien el que. Saqué unos zapatos planos y me senté en el banco sacándome los de tacón para sustituirlos por los planos, no era para nada cómodo trabajar con tacones, acababas con los pies destrozados.*

Decidí entrar en el vestuario y me senté en una de las banquetas. Aquel gesto no parecía de enfado serio, pero andé con pies de plomo, no fuera a ser.

- Vamos, Nena... te pido disculpas, pero te prometo que fue inofensivo. -sonreí- ¿No vas a hablarle a tu pequeño Axel? -sonó el timbre que había colocado en la barra y me levanté- Y no piensas que sea tan mala persona...

Salí del vestuario y me encontré que un hombre mayor esperaba ser atendido. Pidió un café, que enseguida empecé a hacer. Con las prisas aún no me había preparado el sandwich y mi estómago suplicaba algo que llevarse a la boca.

*Sonreí divertida al escuchar lo del pequeño Axel pero decidí no hacer ningún comentario y seguir haciéndome la enfadada. Cuando salió me levanté y guardé mis zapatos de tacones en la taquilla pero como Axel no había cambiado el vestuario de un día para otro salí con lo que había venido*
-Ya ha acabado tu turno, vete a casa a descansar que tienes unas ojeras enormes.
*Murmuré mientras pasaba por su lado para limpiar una mesa que acababan de dejar unos clientes*

- No puedo irme todavía hasta que no llegue Joe. -serví el café al caballero y me volví a apoyar en la barra- No puedo dejar ésto sin encargado.

Dejé a ese hombre un platito con la cuenta y ahora sí me fuí a hacer el sandwich. Estaba cansado, sí, lo de las ojeras debía ser cierto. Entre bostezos, una vez hice el bocadillo lo metí un rato en el microondas para que se fuera haciendo. Salí de nuevo a la barra y posé la mirada en Mary.

- ¿Desde cuándo te preocupas así por mí, jovencita? -pregunté en una sonrisa. Me gustaba que así fuera, pero me parecía extraño.

-Creo que me las podré arreglar sin Joe, a estas horas a penas se pasa gente.
*Murmuré mientras acababa de limpiar las mesas y me colocaba detrás de la barra a fregar los platos. Levanté la vista y me encogí de hombros ante la pregunta de Axel.*
-No me preocupo, es solo que no quiero llamar a una ambulancia por que te has quedado dormido de pie y te has caído golpeándote con la esquina de una mesa.
*Acabé de fregar los platos y me sequé las manos en un trapo seco.*

Suspiré. Le acabaría dando la razón, tenia mucho sueño. Por una vez no pasaría nada, pero por otra parte no tenía nada que hacer. Decidí obedecer, y de paso, divertirme un poco más con Mary.
Me fuí a la trastienda para coger mis cosas. En un minuto, estaba en la barra, pasando por detrás de ésta y sentándome en una de las mesas del local.

Una vez me acomodé, levanté la mano y mirando a Mary, le dije:

- Camarera, por favor. -a ver si jugaba conmigo otra vez.

*Vi como se iba a la trastienda a coger sus cosas y solté un suspiro de alivio al ver que me hacia caso. Estaba yo muerta de sueño y había dormido dos horas mas que él. Vi como salía y se sentaba en una mesa del local mientras llamaba a la camarera. Me reí y cogi mi libreta mientras me acercaba a la mesa*
-¿Qué desea tomar el señor?
*Dije divertida mientras mordía el boli mirándole*

- Si es tan amable... -carraspeé con la voz, haciendo cómo que tosía, poniéndome la mano en la boca- Había ahí un chico muy atractivo, simpático y cortés que me ha preparado un sandwich. Y tráigame un café también, por favor.

Sonreí y la miré con aire solemne. Era complicado mantener las formas, por que era un día nuevo y ella seguía siendo tan angelical cómo siempre, volviéndome loco. Pero ya estaba advertido, así que me comporté con normalidad.

- Y rapidito, si no le importa. -la miré de arriba a abajo- Espero que sea tan eficiente cómo guapa.

-Un sándwich preparado por un chico guapo y un café.
*Dije mientras lo apuntaba e la libretita. Levanté una ceja al oír lo de rapidito y me di la vuelta. Preparé un café y en vez de echarle azúcar l eché sal, mi pequeña venganza por las fotos. Me acerqué de nuevo a la mesa y deposité el sándwich en un plato y la taza de café delante de Axel.*
-Aquí tiene. Que aproveche.
*Dije dedicándole una inocente sonrisa mientras le daba la vuelta y me colocaba de nuevo detrás de la barra mirando a Axel divertida*

Se dirigió hacia la barra después de tomar nota y mis ojos volvieron a perderse en la belleza de ese traserito, con el que tan bien me lo había pasado anoche. Suspiré, era diferente sentarse en el lugar del cliente por una vez, nunca lo había hecho antes.

- Muchas gracias, señorita. -dije, en cuánto dejó el sandwich y el café. Volvió enseguida hacia la barra, la miré una última vez antes de llevarme el café a los labios.

Aquella niña se la estaba buscando. Escupí el café, y no por que estuviera caliente. Encima, derramé el resto del contenido de la taza sobre el sandwich, dejándolo inservible. Tomé aire, consciente de lo ridículo que había quedado. Sin mirarla, volví a levantar la mano.

- Señorita, por favor, venga aquí.

*Me giré cuando vi como escupía el café y me empecé a reír en silencio intentando que no se me escuchase. Escuché como me llamaba de nuevo y respiré hondo varias veces hasta calmarme, menos mal que tenia controlado lo de aguantarse la risa por que sino ahora mismo me estaría riendo a carcajada limpia. Iba con la libreta y mordisqueando el boli.*
-Vaya, se le ha caído el café ¿Desea que le traiga otro?
*Pregunté con inocencia mientras volvía a meterme el boli en la boca.*

Apoyé las manos en la mesa, lentamente y sonreí. Pero sonreí de incredulidad, simplemente me parecía curiosamente increíble que Mary hubiera hecho eso. No sabía si enfadarme o reírme.
Después me dí cuenta de que probablemente se tratara de alguna especie de venganza por lo de las fotos.

Me levanté y me puse a su altura para acercarme a su oído y susurrarle. Me situé muy cerca de ella

- Tú quieres que te dé una lección cómo la de anoche... ¿no es así, jovencita? -una de mis manos pasó por su cintura y terminó por agarrar su trasero, atrayéndola hacia mi cadera.

*Le miré con una sonrisa desafiante al ver que se levantaba y me quedé quieta cuando se acercó y me susurro haciéndome recordar lo que anoche había pasado. Un montón de imágenes aparecieron en mi mente haciéndome estremecer. Sentí su mano en mi cintura descendiendo hasta mi trasero el cual apretó y me pegó más a él. Sonreí divertida y esta vez fui yo la que le susurro.*
-¿Anoche? Lo siento señor pero no se de que me habla yo es la primera vez que le veo y suelte mi culo si no quiere que llame a mi jefe.
*Agarré su muñeca y quité su mano de mi culo mientras me separaba de él y le volvía a preguntar*
-¿Desea otro café?
*Me lleve el boli de nuevo a la boca mordisqueándolo.*

Bien, bien. Lo haríamos a su manera.
Tomé aire y moví la cabeza con una sonrisa antes de sentarme y apartar el plato. Quería saber en qué acababa todo aquello, y por la vía rápida no iba a ser, pero eso no quitaba que podía resultar entretenido. Quién sabe, podríamos acabar haciéndolo en la oficina.

- Sí, por favor. -me quité la chaqueta y la puse en el respaldo de la silla- Le ruego que ésta vez lleve azúcar señorita, azúcar. -no sabía que hacer, descubrí que los papeles habían vuelto a cambiar y la marioneta era yo.

*Sonreí divertida al ver que se sentaba y apunté lo del café y me reí disimuladamente al recordar como había escupido el café después de darle un sorbo.*
-Lo siento, ¿le puse sal? Es que como los dos son blancos y están el uno al lado del otro…
*Apunté azúcar en grande y se lo enseñé para ver que lo había anotado bien grande. El hombre al que hacia unos instantes había atendido Axel se levantó de su sitio.*
-Que tenga un buen día señor.
*Dije educadamente mientras le dedicaba una sonrisa. Le di la espalda a Axel y caminé hasta la barra y empecé a preparar el café*

Una vez más me fijé en su figura y suspiré. Maldita niña retorcida, me volvía loco. Loco... eso es poco. Ya no sabía si era simple atracción, que me ponía muchísimo o es que me estaba convirtiendo en un Mary-dependiente. En alguien que necesita su dosis para calmarse. Y eso que sólo me había acostado con ella una vez. No quería ni imaginarme lo que sería hacerlo una segunda... quizá incluso mejor.

Tenía calor, por algún motivo. Me aireé la camiseta y apoyé los codos en la mesa. El caballero se marchó por la puerta y nos quedamos sólos en la tienda.
Joe aún tardaría cuarenta minutos, más o menos.

Apoyé la espalda en el respaldo de la silla y esperé, sin quitarle el ojo de encima a esa jovencita malcriada.

*Levanté la cabeza y vi como se aireaba la camiseta y sonreí de lo más divertida. Otra vez era yo la que estaba jugando con él, me encantaba. Acabé de prepararle el café y se lo serví en una taza con dos cucharadas de azúcar y caminé hacia la mesa. Estuve tentada de tirarle el café encima pero me contuve, no era tan mala persona. Me incliné mostrando mi escote apropósito y me levanté de nuevo dedicándole una sonrisa*
-Aquí tiene señor y con azúcar.
*Le di la vuelta de nuevo colocándome detrás de la barra rodeándola*

"Joder, Axel, lo has vuelto a hacer.", pensé, "estás embobado mirándola, no hay vuelta atrás." Lo cierto es que para cuando me dí cuenta, me descubrí casi con la boca abierta mirando sus piernas venir hacia la mesa y sobretodo ese escote, dónde me iría de excursión tranquilamente.

No me quedó más remedio, mis impulsos no aguantaron tanto cómo anoche, ni de lejos. Me levanté de la silla, siempre con movimientos pausados, y poco a poco me acerqué hasta la barra. Las sensaciones de lo que ocurrió ayer me recorrieron la columna, produciéndome un agradable y estimulante escalofrío. Crucé la barra y me puse tras ella, subiéndo las manos desde la cintura hasta los pechos, acariciándolos y sintiéndolos en mis manos a través de la ropa.

El café seguía desierto.

- Deja éste juego o acabaremos cómo ayer... -le susurré desde atrás a la vez que apreté suavemente sus pechos entre mis manos- ...¿quieres acabar cómo ayer?

*Estaba recogiendo las cosas de espaldas a Axel mientras tarareaba una canción tranquilamente para recoger con más rapidez. Escuché los pasos de Axel pero seguí limpiando hasta que sentí sus manos posarse en mi cintura y subir lentamente por mi cuerpo hasta mis pechos acariciándolos haciéndome estremecer. Eché la cabeza hacia atrás apoyándola en su hombro para poder mirarle.*
-No sé de que juego me hablas, solo estoy trabajando.
*Murmuré mientras dejaba escapar un jadeo al sentir como apretaba los brazos*

Le dí la vuelta algo bruscamente para dejarla de frente a mí, cara a cara. Su rostro de ángel, de niña inocente y buena, que nunca había roto un plato. Mmm, sólo de pensarlo...
Puse las manos en la barra, encerrándola y acercándome más a ella, separando con un pie sus piernas para poder estar aún más cerca.

- Si quieres te doy una hora libre... -se estaba portando cómo una verdadera calientabraguetas, y no sabía sí eso me gustaba o me excitaba terriblemente.

*Le miré con una inocente sonrisa cuando me dio la vuelta y me mordí el labio inferior cuando me acorraló contra la barra. Giré mi rostro para comprobar que no había nadie que estuviese viendo nuestro pequeño juguetito y me giré de nuevo al sentir sus pies separando mis piernas*
-¿Y por que me das esa hora libre si se puede saber?
*Pregunté mirándole fijamente mientras seguía con mi inocente sonrisa*

- Para follarte en la trastienda. -me salió, y ya está.

Casi me sorprendí a mí mismo, pero no eran mis labios los que hablaban, era mi cuerpo, deseoso de sentirla una vez más. No sabía como podía ser, pero así era, y empezaba a gustarme todo aquello. No sólo Mary, sino el hecho de tener que llevarlo todo al límite de no poder aguantar.

Inoportuno, entró un cliente, y con un movimiento ágil me aparté de la chica, no sin antes dedicarle una mirada que hasta un ciego hubiera entendido y susurrarle:

- ¿Entendido? -la miré sonriendo y me volví al cliente- Buenos días, caballero, ¿qué le pongo?

*Me sorprendí al escuchar sus palabras y le miré con las cejas alzadas mientras mi sonrisa se convertía en una divertida y maléfica. La verdad es que yo también tenía ganas de repetir, es más, mi cuerpo me lo pedía a gritos. Me pedía a gritos sentir el cuerpo de Axel junto al mío pero…mi cuerpo también me pedía divertirme un poquito mas. Era mala por ello pues me arriesgaba a que Axel me mandase a la mierda y a quedarme con las ganas pero… no lo podía evitar, es que era tan divertido provocarle. Vi entrar a un hombre y Axel se separó de mi cuerpo.*
-Creo que tendremos que dejar lo de la hora libre para mas tarde.
*Dije mientras me ponía a preparar lo que el hombre había pedido mientras me mordía el labio inferior ante la imagen de Axel y yo haciéndolo en la trastienda*