Start: Game. (Mary) [+18]

Vivía un pelín lejos del trabajo, a una media hora. No lo pensé hasta que bajamos del coche, pero tal vez a la pobre Mary no le gustaban los gritos de Cobain y la música de Nirvana. Tampoco la habría quitado, pero al menos hubiera bajado el volumen.

Llegué al portal marcado con el número 15 y abrí el portal de un edificio nuevo. Hacía poco que estaba ahí, construido en 2003.
Subimos en el ascensor y cogí la otra llave para entrar en lo que era mi apartamento. Algo desordenado, pero no sucio, lo que era de agradecer. Mejor limpio que ordenado. Encendí la luz, lo que dejó ver en la pared del fondo dos guitarras eléctricas colgadas, unas que utilizaba antes. Había tambien una replica de "El Grito", amaba ese cuadro. La entrada daba casi directamente al salón. Era un apartamento sencillo con las paredes blancas y decorado con motivos negros.

- Bienvenida a casa del jefe. -dije, dejando la chaqueta en el perchero.

*Estuvimos media hora en el coche escuchando la música de Nirvana que no era mi tipo de música pero tampoco me desagradaba, si lo hubiese echo ya hubiese apagado el equipo sin pedir permiso. Bajé del coche cuando aparco y caminé a su lado hasta el portal. Cuando subimos al ascensor sonreí al imaginarme lo que pasaría si se parase, yo ya tenia una idea de lo que pasaría…los dos encerrados en un espacio tan pequeño…Agité la cabeza cuando el ascensor se paro y le seguí hasta una puerta. Entré en su apartamento y caminé hasta el lugar en el que estaba el cuadro de “El Grito” y sonreí al recordar la que había armado en plástica para dibujarlo medianamente bien.*
-No esta mal tu pisito.

- Gracias. Viniendo de tí lo tomaré cómo un cumplido. -encendí la luz de la cocina, que era estilo americano, con una barra.

Realmente tenía que ir a buscar el Monopoly. Algo me decía que no me daría tiempo a jugar toodas las horas que duraba el dichoso juego, pero tenía que seguir la corriente que nos había llevado ahí. Me dirigí al armario, dónde guardaba algunos juegos. Para esas noches que viene gente y no se sabe que hacer, ahí estaban.

- Coge algo de beber, si quieres. Estás en tu casa.

*Me acerqué a la cocina y abrí la nevera cogiendo una coca – cola y me senté en el sofá con las piernas cruzadas a la espera de que Axel apareciese con el juego.*
-No, estoy en la tuya, si estuviese en mi casa ya me habría quedado en ropa interior.
*Dije de forma indiferente tan solo para provocarle mas, era divertido ver las caras que ponía o los gestos que hacia ante algunas de las cosas que yo hacia o decía. Abrí la lata de coca-cola y le di un trago sintiendo las burbujas en mis labios, no tenia intenciones de volver a beber para acabar diciendo cosas tontas que solo se dicen estando borracho, como lo de pagar la deuda con una prenda*

Apreté la botella de cerveza al escuchar eso. Ya la había visto en ropa interior, pero por la tarde. ¿Quién me decía a mí que no llevaba algo más... sugerente? Cerré la nevera y con el abrelatas saqué la chapa y di un trago, esperando que la fresca bebida disipara las últimas palabras.

Bajé el monopoly que me había llevado al trabajo la otra noche. Lo dejé en la mesa y me senté con la silla al revés. La miré fijamente mientras bebía la coca-cola y le indiqué con el dedo que se sentara ante mí.

- Por mí no te cortes. -dije, recordando su comentario.

*Observé como abría la nevera y sacaba una cerveza. Me senté delante de él y deje mi lata encima de la mesa y empecé a preparar el monopoly.*
-Hoy me ocupo yo de repartir el dinero que tu te coges de mas, por eso me ganaste tramposo.
*Saqué de mi bolso una goma de pelo y me hice una coleta dejando mi cuello al descubierto. Me reí al escuchar su comentario y me miré de arriba abajo con tan solo los shorts y mi camiseta de tirantes.*
-Pero si apenas llevo ropa, deja volar tu imaginación, seguro que en tu cabecita estoy mucho mejor.
*Dije con una traviesa sonrisa mientras me mordía el labio inferior acabando de rpeparar las cosas.*

Tomé otro trago y ví cómo repartía los billetes. Sí, esa fue una de mis trampas. O tal vez simplemente me equivoqué, a esas alturas ya estaba algo borracho. Empezamos muy pronto a beber, por suerte, no encontré ningún control al regresar a casa, aunque me prometí que no volvería a conducir bebido.

- Prefiero dejar volar mis manos por tu cuerpo. -sonreí, su cuello tenía buena pinta- Además, te recuerdo que en un streaptease la que se quita la ropa es la bailarina.

Ordené mi dinero y elegí la ficha del sombrero en el monopoly. Crují mis dedos y tomé otro trago de cerveza, una gota de la botella resbaló por mi garganta.

- Estoy listo, nena.

*Sonreí divertida al escucharle y despeine lo pelos de mi coleta mirando a Axel fijamente divertida.*
-¿Y por que no las dejas volar por el tuyo? Pero mas concretamente por ahí debajo.
*Dije mientras estiraba mi pierna rozando su entrepierna levemente con mi pie mientras sonreía traviesamente. Volví a encoger las piernas y cogi la pieza del perro. Estiré mi brazo y limpie la gota de cerveza que estaba a su cuello con el dedo para después llevármelo a la boca.*
-Anda, tira tu primero, te voy a ganar de todas formas, y en cuanto a lo streaptease, a mi me gusta mas que me quiten l ropa que quitármela yo misma, otra razón de mas para que gane yo.

Me estremecí cuando su pie rozó mis pantalones. Era un viejo truco que siempre había visto en películas y en televisión, pero del que nunca había sido víctima. Reí, un pelín nervioso por aquello y la señalé, en un gesto amenazante.

- Te crees muy lista... ¿no? Te recuerdo que te tengo entre mis cuatro paredes. Ésta noche eres mía, preciosidad. -tiré los dados y moví la ficha- Y lo de quitarte la ropa no tendrás que decirlo dos veces, te lo aseguro.

*Sonreí al escuchar como reía y apoyé los codos en la mesa y la cabeza entre mis manos mirándole divertida.*
-No es que me lo crea, es que lo soy y no me preocupa estar entre tus cuatro paredes…yo me acostumbro y gano en cualquier sitio
*Esta vez la que se rió fui yo al escuchar lo de la ropa.*
-Me gusta que me quiten la ropa pero…tu no vas a tener ese privilegio.
*Observe donde había caído, en una de las calles*
-¿Compras?

Además no dejaba de hacerse la interesante. Y eso me ponía todavía más... joder, me ponía todo de aquella chica, había llegado hasta ese punto. Si no fuera por que quería prolongar todo el show, ya habría volcado el tablero y me habría lanzado sobre ella.

- Compro. -le dí el dinero- No dirás lo mismo más tarde, nena.

Prefería sentirme seguro de mí mismo. Dí otro trago y la miré fijamente. Después volví a mirar el reloj. Sí, quedaba mucha noche.

(OFF: Quieres que omitamos el desarrollo de la partida de Monopoly para pasar hasta el final de ésta? O contínuamos? Lo que te vaya bien )

*Cogi el dinero y lo guardé en la caja mientras le pasaba la tarjeta de la calle que había comprado y le dediqué una divertida sonrisa.*
-Claro que lo diré, nene.
*Dije riéndome mientras tiraba el dado y movía mi ficha adelantando casillas. Mientras movia cogi algo de dinero disimuladamente y me lo puse junto al que ya tenia, no tenia intenciones de perder aunque era lo mas seguro por que tenia muy mala suerte con las calles.*

(Off: nos lo saltamos por que las partidas del monopoli so eternas. XDXD)

Después de casi tres horas y media y otras tantas cervezas, me encontraba en una situación ventajosa. Pero tenía un problema. Sí tiraba y caía en alguno de sus tres hoteles, me arruinaría. Además, eran seguidos, lo cuál lo hacía más difícil.

Cogí los dados y los lancé. Cuatro, justísimo, pero era lo que había salido. Además, caí en "Suerte", y la carta me otorgaba una herencia de 20.000 dólares. Le mostré la tarjeta, mientras me recostaba orgulloso en la silla.

- Ríndete, preciosa, y muéstrame lo que llevas hoy... -sonreí.

Sonreía, pero es que aún no había ganado. Según su jugada todavía tenía posibildades de perder estrepitosamente, aún con la herencia.

*Estaba que me moría del sueño ya que el maldito juguetito se me estaba haciendo eterno pero conseguía mantenerme despierta gracias a las coca-colas que me había tomado y un par de cervezas. Observé como Axel conseguía pasar de largo sobre mis tres hoteles e hice una mueca de disgusto y solté un suspiro al ver que le había tocado una herencia de 20.000 dólares. Crucé mis brazos sobre el pecho, o sacaba un uno o perdía y solo me salían unos cuando no los quería.*
-No te voy a pagar la herencia por que seguro que es de una viejecita con la que te casaste y tu mismo mataste, si, si, estoy segura.
*Dije divertida mientras le dedicaba una burlona y inocente sonrisa observando el tablón*

- Te equivocas. Las mayores no me van. Ya sabes que me gustan jovencitas, cómo tu, por ejemplo. -reí y tendí la mano para que me pagara.

Había aguantado demasiado. Es que ya no me importaban ni el juego ni la apuesta. Eran tres horas de miradas inocentes, aventuras bajo la mesa... Uno era resistente, pero hasta cierto punto. Definitivamente Mary me volvía loco.

- Vamos, tira, pierde, y desnúdate. -reí. Era una tirada imposible. Si sacaba un uno, caía en el bote y se llevaba el dinero acumulado. Si no, caía en uno de mis hoteles, repartidos por toda la calle... Lo dicho, un uno con un dado era evidentemente imposible. Pero si sacaba un cinco caía en "Suerte" y tal vez sobrevivía. Cualquier otro número significaba su derrota.

*Le pagué los 20.000 dólares de mala gana tirándoselos en la cara. Solté un suspiro y cogi el dado en mi mano. Me mordí el labio inferior y jugueteé con un mechón de pelo mientras estiraba mi pierna rozando de nuevo la entrepierna de Axel con mi pie descalzo ya que hacia rato que me había quitado las chanclas. Seguí moviendo el dado mientras miraba a Axel con una divertida sonrisa.*
-Estas desesperado ¿eh? Pobrecito que esta calentito, no te vendría mal una duchita de agua fría o mejor, un baño con hielo.
*Dije divertida mientras seguía moviendo el dado en mi mano haciendo el movimiento de mano como si estuviese masturbando a alguien*

Si contínuaba con el pie ahí provocaría una erección. No es que no quisiera, pero no dominaba la situación, y no me gustaba sentirme inseguro, aunque fuera un poco.
Reí y la miré. Maldita sea, jugaba sus cartas mejor que yo. Y podía atacar con mis propias armas masculinas, pero por alguna razón... no quería hacerlo.

- Hmm... -tomé aire- Mira... te prometo que si tu me pides que lance el tablero al suelo y te lo haga aquí mismo, sobre la mesa, me da igual, me falta el tiempo para hacerlo. -la miré fijamente- Así que tira o dilo de una vez... -sonreí, no podía hacer otra cosa.

*Sonreí divertida al ver que lo habia conseguido, había conseguido sacar a Axel de quicio en cuando a lo sexual se refería, ya no tenia sentido acabar el juego, además tenia la posibilidad de perder o como ya le había dicho prefería que me quitasen la ropa Me levanté de la silla y apoyé mis manos en la mesa inclinándome hacia delante para acercarme a su oído y susurrarle de forma sensual*
-Lanza el tablero al suelo y hazmelo aquí mismo.
*Mordí el lóbulo de su oreja cuando acabé de hablar*

Dicho y hecho. No había terminado de hablar cuando el monopoly estaba en suelo y yo me dirigía a ella para levantarla por la cintura y ponerla sobre la mesa rápidamente, las horas de gimnasio se notaban entonces. Una lata de coca-cola cayó al suelo, pero me dió igual. Una vez con ella sobre la mesa, la miré y ahora fuí yo el que se acercó a su oído.

- Has dicho las palabras mágicas, jovencita. -dije en un susurro. Sonreí y empecé a besarla suavemente sobre la ropa desde su ombligo hasta llegar a su cuello, un poquito antes de los labios- Te lo has buscado tú sola...

*Observé el tablero caer al suelo y sonreí divertida sin poderlo evitar mordiéndome el labio inferior. De pronto sentí como Axel me cogia de la cintura y me subía a la mesa dejándome sentada en el borde. Observé mi lata caer al suelo y derramar el líquido que había dentro de ella pero a Axel pareció darle igual y si a él le daba igual…a mi también, era su suelo y no el mío. Sentí como me besaba por encima de la ropa y mi cuerpo se estremeció levemente.*
-Lo sé…pero me lo he pasado genial jugando contigo.
*Dije enroscando mis piernas en su cintura*

Me quité la camiseta y la lancé lejos. Las cadenas que llevaba siempre, se balancearon. Me pegué a ella, sin llegar siquiera a rozar sus labios, pero lo suficientemente cerca para sentir su aliento en los míos. Sonreí justo antes de volver a besarla, ahora del todo, en el cuello.

- ¿Seguro que quieres hacer ésto? -le dije, mirándola otra vez. Cabía preguntarlo, no dejaba de ser una compañera de trabajo, que vería casi todos los días. Aunque si respondía que no tal vez mi líbido me daría la tabarra toda la noche.

*Acaricié su musculado torso con las yemas de mis dedos lentamente. Sentí como se pegaba todavía mas a mi y sonreí de forma divertida mientras le miraba. Sentí sus besos en mi cuello y un gemido escapo de mis labios, ese era mi punto débil.*
-Si, estoy segura, no he estado jugando contigo todo el día para dejarte después con el calenton, no soy tan mala además…así me doy una alegría al cuerpo.
*Susurré rápidamente para después morderme el labio inferior con fuerza*

- Bien. Bien, tenía que confirmarlo... ya sabes, soy tu jefe y eso... -sonreí y empecé a levantarle la blusa, quería que fuera mía ya, llevaba demasiado tiempo esperando- Y espero que lo último sea en broma, no me gusta que me utilicen... -una alegría para el cuerpo... por modesto que fuera, algo me decía que todavía no había probado lo que yo podía darle.

Mientras le levantaba la blusa, hice que se tendiera suavemente sobre la mesa de madera, e iba besando lo que dejaba ver la ropa poco a poco. Suerte que la mesa era resistente, tendría que aguantar el peso de los dos. Las manos seguían a los labios, que seguían deslizando la blusa, acariciando su piel.

-Jefe hasta cuando no tienes que serlo.
*Dije mientras sentía como levantaba mi blusa. Me tumbé en la mesa de madera en la que momentos antes habíamos estado jugando a algo tan inocente como al monopoly y ahora íbamos a jugar a otra cosa que no tenia un pelo de inocente.*
-Claro que era broma…yo también deseo hacerlo contigo.
*Murmuré. Enredé mis manos en su pelo mientras sentía sus besos y caricias por mi cuerpo haciéndome suspirar de placer*

Sí, a veces me pasaba de estricto... en el trabajo. Pero aquella noche no, esa noche sería un estallido de varias cosas, provocadas por la joven Mary, que tendría su merecido. Le terminé de quitar la blusa y la dejé en el suelo. Llevaba un sujetador blanco, sencillo. Pasé las manos por sus pechos y volví a besar su vientre. Dejaría que mi boca se paseara por cada rincón de su cuerpo, antes que nada.

- Tú sabías antes de venir a trabajar que el día acabaría así... ¿no? -reí y mordí su cadera- Si llevas planeando acostarte conmigo desde hace más tiempo ha sido un desperdicio, de habérmelo dicho bastaba, encanto...