¿Giro en la trama? [Axel]

Cuando mi mirada cruzó el comedor la encontré sentada en el sofá, de espaldas a mí. No parecía haberse enterado de nada, estaba enfrascada en algo. Me acerqué lentamente, sin hacer ruido. Seguía descalzo y sólo con los vaqueros, pues no me los había quitado para dormir.
Leía un libro, que parecía de texto. Claro, ella estudiaba, lo había olvidado.

Pasé mis manos por sus hombros y la besé en la cabeza, suavemente. Desde hacía unas horas trataba a Mary como si fuera un quinceañero. Tal vez de verdad las redes del amor me habían atrapado... era muy pronto para pensarlo, de todos modos.

- Buenas noches, nena. -susurré a su oído- ...¿molesto?

*Me sobresalté al sentir las manos de alguien en mi hombro y eché la cabeza hacia atrás observando a Axel con una sonrisa. Cerré el libro y me eché hacia adelante dejándolo en la pequeña mesa que había delante, todavía iba con la falda y la blusa del uniforme*
-No, no molestas estoy de la biología hasta la coronilla…eso me pasa por saltarme el 75% de las clases para ir a tomar el sol a la playa.
*Le contesté con una sonrisa. Me giré en el sofá quedándome de rodillas delante de él y le peine un poco mientras sonreía divertida.*
-¿Has dormido bien?
*Pregunté tiernamente mientras me quitaba la coleta que sujetaba mi pelo dejándolo suelto*

- Que joven tan aplicada. -dije, sarcástico. Reí cuándo me empezó a peinar con las manos- Tienes que aprobar, creéme que no te gustará trabajar para siempre en el café.

Me acerqué para besarla. Abrazándola, la pegué a mi cuerpo, sintiéndola más que con cualquier otro beso, que con cualquier cosa. Conectábamos, eso era lo que sentía. Poco a poco, las cosas se disfrutan probándolas, sin prisa... pero claro, sin pausa.
Prolongué el beso, muchísimo, saborear sus labios era la mejor manera de levantarse de la cama.

- Sí, maravillosamente, tu cáma es muy cómoda... y muy grande. -qué suerte, yo a su edad, quería tambien una cama de matrimonio, nunca la tuve.

-No está tan mal trabajar en el café, puedo “coger” chupa-chups gratis y el jefe es muy guapo, sexy, amable y tiene un tatuaje en la espalda que me encanta.
*Dije sonriendo divertida. Correspondí a su beso con dulzura y intensidad a la vez mientras acariciaba su espalda desnuda con mi dedo índice de arriba hacia abajo lentamente. Ese beso no era como los demás que nos habíamos dado, ese beso tenia algo que los otros no tenían, ese beso tenia cariño y ternura. Me separé de sus labios lentamente sonriéndole con cariño.*
-Es lo que tiene ser una nena mimada y que tus papis se fíen de ti…
*La verdad es que me habia ganado la confianza de mis padres a pulso. desde muy pequeña habia demostrado que era madura y que estaba centrada en mis estudios, siempre aprovaba todo y mis padres nunca me habian visto borracha ni nada parecido.*

No, el café estaba bien, pero tampoco yo pensaba quedarme mucho tiempo. Quería encontrar trabajo de fotógrafo. Lo que me hizo recordar que tendría que preparar un currículum, buscar en el periódico... el trabajo en el Perth's era temporal. Con una carrera no pensaba terminar mis días allí. Sentí un ligero escalofrío cuando su mano me recorrió la espalda y sonreí ante todo lo que dijo.

- ¿Ah, sí...? -me puse una mano en el mentón- Hum...entonces tendré que ir a darle una paliza a ese tipo, por que se va a ligar a mi novia, a la que parece gustarle mucho... -sonreí- ¿Y como le has visto ese tatuaje, pervertida? ¡No me digas que le espias mientras se cambia!

*Sonreí como una niña pequeña al escuchar lo de novia salir de sus labios y rodeé su cuello con mis brazos.*
-Claro que si, desde el primer día asomo la cabecilla por la puerta del vestuario para ver como se cambia pero…shhh…no se lo digas, es un secreto.
*Dije riéndome divertida mientras le miraba a los ojos. Me mordí el labio inferior levemente pensando en algo.*
-Es una lástima que no lleves tu cámara contigo…yo que tenia ganas de hacer de tu modelo.
*Dije poniendo pucheritos y mirándole con ojitos de niña triste. Sabía lo mucho que a Axel le gustaba la fotografía, y la verdad no me importaría posar para él, sería divertida y todo.*

Reí con ella, nuestra risa se mezclaba en una armonía que deseé nunca acabara. Poder escucharla durante tiempo que me llegara a acostumbrar, y a echarla de menos cuando no estuviera.
Recordé algo cuándo dijo lo de la cámara, no parecía recordar la pequeña sesión que le hice en casa, y pareció hasta disgustarle.

- Tengo en casa dos fotos tuyas para revelar... -sonreí con travesura- Además, no me pongas esa cara, que cuándo te las hice bien que te quejabas... -me hice el ofendido, cerrando los ojos y levantando la cabeza- No, ahora buscaré a otra chica para que me haga de modelo, me heriste mucho, yo te hice las fotos con todo el cariño... -abrí un ojo medio sonriendo para mirarla, esperando su reacción.

-No te preocupes que de esas dos fotos no me he olvidado y ya me cobraré la venganza en su momento y claro que me quejé, estaba durmiendo y seguro que salí horrible, con lo mona que yo soy.
*Le pinché en la mejilla divertida cuando se hizo el ofendido y le fulminé con la mirada al escuchar aquello último aunque sabia que lo decía en broma. Me levanté del sofá y me hice de nuevo las dos coletas y me fui hasta un armario de donde saqué una piruleta en forma de corazón, las piruletas y los chupa-chups eran mi perdición desde siempre. Saqué el plástico a la piruleta y miré a Axel.*
-Podrás buscarte a otra pero nunca podrá posar como colegiala mejor que yo.
*Dije sonriendo traviesamente mientras posaba llevándome la piruleta a la boca mientras con la otra mano jugueteaba con una de mis coletas en una pose infantil a la vez que seductora*

Fue en ese momento cuando su apariencia juvenil, su carita aniñada y todos aquellos gestos que me habían atrapado volvían a salir, para dejarme con un gesto lascivo en el rostro. Es que además era eso, tenia un cuerpo que invitaba al pecado por sí solo.
Si a eso le sumabas lo provocativa que era, obtenía un coctel explosivo.

- Créeme que te gustarán, ya las verás. -sonreí y fui dirigiéndome a ella lentamente, no me podía creer lo adicto que era a su figura- ...ah, ¿"podré buscarme otra"?... -la miré con picardía.

Los juegos que nos traíamos siempre el uno con el otro eran muy divertidos. Seguía acercándome a ella, mirándola fijamente a los ojos.

*Le miré con una traviesa sonrisa mientras se observaba. La piruleta seguía en mi boca haciéndome disfrutar de su sabor. Me saqué la piruleta dándole un pequeño mordisco llevándome un cacho a la boca.*
-Claro que puedes pero…no será tan buena como yo, en nada.
*Sonreí traviesamente ante las últimas palabras y retrocedí lentamente a medida que él avanzaba hasta que mi espalda topó con unas las paredes y me quedé apoyada en ella metiéndome la boca de nuevo a la boca observando a Axel de una manera inocente y provocativa a la vez, adoraba lo juegos que Axel y yo teníamos el uno con el otro.*

Resoplé, mirando al techo. Me paré a unos metros delante de ella. Crucé los brazos y la miré de nuevo, de arriba a abajo.
Tenía que reconocerme el mérito de que sabía escoger a las chicas. Un poco de inmodestia de vez en cuando no venía mal. Todavía llevaba ese dichoso uniforme, y esas coletitas, esa piruleta... joder, todo, todo en ella llamaba a hacerle el amor una vez tras otra, sin parar.

- Voy a hablar claro: -sonreí, aún con los brazos cruzados- Me pones muchísimo... voy a convertirme en un ninfómano. -reí y volví a reanudar la marcha hacia ella, para susurrarle:- ¿Otra vez buscando guerra, niña?

-Mmmm…un novio ninfomano, sería divertido y muy placentero.
*Comenté con diversión mientras le dedicaba una divertida sonrisa al ver como reanudaba de nuevo su marcha. Me reí al escucharle y le mordí el lóbulo de la oreja levemente.*
-No, yo no busco guerra. Solo busco dejarte con el calentón por querer buscárte a otra modelo que no sea yo.
*Me separé echando mi cabeza hacia atrás apoyándola en la pared sonriendo triunfalmente a Axel.*

Me estremecí un segundo antes de reírme por su comentario. Viviría agotado. Al ritmo al que yo hacía el amor, si tenía que practicar el sexo a todas horas, el resto del día necesitaría vitaminas o estímulantes. Sonreí. Ya basta, no iba a ser siempre ella la provocadora.
Pasé una mano entre su falda y acaricié su tierno sexo sobre la ropa interior durante cinco segundos para después apartarme. Esa mirada de superioridad no duraría mucho.

- No habrá calentón hoy, guapa. -solté una leve carcajada y me dirigí a la habitación, a por mi camiseta- Hoy puntúo yo en nuestro juego, me lo adjudico.

*Sentí su mano acariciando su sexo y me estremecí ante ese breve contacto mordiéndome el labio inferior levemente. Al escucharle le fulminé con la mirada y le saqué la lengua cuando se dio la boca. Me senté de nuevo en el sofá al estilo indio y Dama se tumbo allí encima. Estiré los brazos para coger el libro y lo abrí de nuevo por la página en la que estaba antes para seguir haciendo un intento de estudiar. Prefería hacer ese intento a que jugase él conmigo*

Me puse la ropa con una sonrisa. Al final no se cumplió la frase, no se quedó puesta. Pero no valía, me la había quitado yo. Y al parecer sería así de nuevo. Demasiado orgullosa era Mary, o al menos lo quería dar a entender.
Qué se le iba a hacer, también tenía que preocuparme de mis cosas, mi piso estaba hecho un asco, y no quería aprovecharme de la hospitalidad de ella quedándome a cenar. Y si me quedaba a cenar me quedaría a dormir... y entonces sería un ciclo que nunca terminaría.

Fuí al baño a peinarme con un poco de agua. Me iría. Si quería ir de dura, que lo fuera, había empezado un juego, y no lo había seguido... allá ella. Reí para mis adentros y busqué las llaves del coche, encontrándolas en mi bolsillo. Lo demás lo había dejado en el maletero, no había esperado el haberme quedado tanto tiempo. Caminé hasta el sofá y la besé en la cabeza antes de irme hacia la puerta.

- ]Me voy ya... orgullosa. -sonreí.

*Cerré los ojos con una sonrisa al sentir como besaba mi cabeza y le cogi del brazo para que no se fuese.*
-¿Vas a dejar a esta pobre niña en su casita solita con el gato violento?
*Pregunté dramatizando mientras acariciaba a Damita con dulzura en la cabeza. Puse pucheritos observando a Axel. No quería que se fuese, ¿y si cuando se iba cambiaba de opinión y se daba cuenta que no sentía anda por mi? Además, si me quedaba sola me aburriría y eso no era bueno en mi ya que me ponía nerviosa y empezaba a hacer cosas estúpidas.*
-Quédate por fa…y te prometo no ser orgullosa.

Aham, parecía ceder. No dejaba de ser una jovencita, una niña con sus dieciocho años. Y bueno, tampoco iba a irme de verdad, sólo quería verla reaccionar así. Me gustaba oírla pedirme que me quedara. Sonreí y la planté un sonoro beso en los labios.

- Vale. Sólo si lo prometes. -trepé por el respaldo del sofá y me senté a su lado, dejándome caer, la gata se sobresaltó, lo aprecié por que su pelo se había erizado- También me quedo por que me preocupa esa gata, tal vez en verdad es violenta...

*Correspondí a su beso y sonreí divertida cuando se dejó caer a mi lado y observé como Damita bufaba erizando su pelo. La acaricié con dulzura hasta que se calmó de nuevo tumbándose en mis rodillas cerrando los ojos lentamente escuchando como ronroneaba*
-Te lo prometo por…la cobertura de mi móvil.
*Dije bromeando. Volví a cerrar el libro dejándolo encima de la mesa de nuevo y giré mi rostro observando a Axel.*
-Y no te preocupes por Damita, es inofensiva.

Incluso conservaba aspectos infantiles, que adorable. Yo no, perdí eso demasiado pronto para algunos. Me alegraba de haber madurado, aunque había sido extraño compartir ciertas cosas con los adolescentes de entonces. El instituto, la universidad... todos esos sitios donde se hacen locuras, algunas más recomendables que otras, todo hay que decirlo.

- ¿Damita? No no, yo hablaba de la otra gata... -reí- ...sí, la que no es inofensiva, precisamente...

*Me reí al escucharle sin poderlo evitar haciendo que damita se asustase de nuevo y se bajase de encima mío caminando hacia el dormitorio de invitados. Fulminé a Axel con la mirada bromeando.*
-Yo nos hoy una gata, soy una tigresa, el gatito eres tú.
*Le sonreí de manera de divertida mientras me acercaba a él depositando un beso en su mejilla.*
-¿Quieres cenar?

- Ya, ya, mucho hablar... -miré a otro lado, cómo con una fingida indiferencia.

Pues algo de hambre si tenía, no recordaba haber comido nada desde la mañana... ¡no, desde anoche! Uf, repentinamente, al oír la palabra "cenar", se me abrió un agujero en el estómago. Parecía que sí, al final pasaría la noche en casa de Mary.

- Sí, pero no cocinemos... ¿pedimos pizzas? -pregunté, sonriendole, estaba muy cerca de mí, era agradable.

*Me levanté del sofá y fui a por el teléfono de casa y me tumbé en el sofá apoyando mi cabeza en las piernas de Axel mirándole con una dulce sonrisa. Marqué el número de la pizzería y antes de apretar al botón para llamar le miré.*
-¿De que te gusta la pizza?
*Le pregunté curiosa mientras acariciaba su cuello distraídamente con mi dedo índice de un lado para el otro. La verdad es que se estaba bien allí tumbada con Axel a mi lado aunque me sentía extraña.*

- Pepperoni y... salchicha. -dije- Con mucho queso.

Y allí estaba Axel Albright, disfrutando de una noche en pareja como cualquier otra persona. Me sentía muy muy raro, bien, pero raro. Debía acostumbrarme a una relación, eso es todo.
Jugueteé con un mechón de su pelo, disfrutanto los pequeños momentos, siempre me habían maravillado los pequeños detalles, no iba a hacer con Mary una excepción.

Intenté adentrarme en esa mirada. Era muy fácil, las cosas hermosas estaban al alcance de pocos, pero esos pocos las podían disfrutar en su totalidad. Me encantaba poder disfrutar de Mary. Sonreí y seguí deleitándome con sus atributos.

-Vale.
*Sonreí y apreté el número de llamada y me llevé el teléfono a la oreja mientras sonreía a Axel observando como jugueteaba con un mechón de mi pelo. Escuché como al otro lado del teléfono me daban las buenas noches y me pedían que quería.*
-Una pizza grande la mitad de pepproni y salchicha con mucho queso y la otra mitad de cuatro quesos.
*Escuché como repetía lo que yo le había dicho y cerré los ojos soltando un suspiro.*
-Si, ya esta. No, no quiero bebidas no voy a pagar de más por algo que ya tengo en casa. Gracias.
*Colgué y sonreí sin abrir los ojos.*
-Ya está, en media hora o así estarán aquí.

- Fíjate, si has parecido una mujercita. -dije, una vez colgó. Reí y le apreté la nariz con los dedos- Anda, ve a cambiarte, que no quiero que el repartidor fantasee contigo.

De todos modos, si hubiera pillado al repartidor mirandola de cuello para abajo con los ojos cómo platos, se hubiera llevado una buena propina.
No eran celos, pero hay formas y formas de mirar a una chica. No me importaba el hecho de que la miraran, yo era consciente de que Mary era espectacular. Pero me niego a presenciar impasible cómo algun otro tipo desnuda con la mirada a la que es mi novia.